En 1907, un grupo de estudiantes de la Escuela Politécnica, situada en la calle Cervantes, que cursaban estudios preparatorios para la carrera militar y para medicina funda el Sevilla Balompié. Entre ellos había muchos grupos de hermanos: los Hermosa, Wesolowski, Castillo, Cascales y Gutiérrez. Vestían de blanco y azul. Su primer presidente fue Alfonso del Castillo Ochoa y el primer capitán -que hacía las veces de entrenador-, en 1914, Manuel Ramos Asencio. La sede social se ubicó en la calle Alfonso XII (1907-1909), Federico de Castro (1910-1911) y Jerónimo Hernández (1912-1914).
El nombre elegido por el grupo de jóvenes, con el que pretendieron evitar la expresión inglesa foot-ball, ha acabado por convertirse en su seña de identidad: "Sevilla BALOMPIÉ" (los primeros meses, "España Balompié", también con camisa azul y pantalón blanco). El club se inscribió en el Gobierno Civil el 1 de febrero de 1909.
Muy pronto, el "Balompié" se dio a conocer al convertirse en 1910 en el primer vencedor de la Copa de Sevilla, condición que revalidó y ostentó en 1911, 1912 y 1915. Participó también en la primera edición de la Copa de Andalucía a principios de 1910 y fue invitado a participar en la Copa de España, aunque no acudió por motivos económicos.
En 1909 nació el Betis Foot-ball Club, según relatos orales como consecuencia de una escisión en el Sevilla Foot-ball Club: Eladio García de la Borbolla, hasta entonces miembro de la junta directiva del Sevilla Foot-ball Club, decidió abandonarlo y fundar su propio equipo. De esta forma apareció el Betis Foot-ball Club, cuya sede social estuvo en la calle Mariscal (1909-1911) y en Federico de Castro (1912-1914).
En 1914 el Balompié volvió a proclamarse Campeón de Sevilla e iniciará los trámites para la fusión con el Betis Foot-ball Club que, disuelto en 1913, había sido reorganizado al año siguiente bajo la colaboración de José Gutiérrez, Eladio García de la Borbolla y Miguel Folgado entre otros; concediéndose el título de "Real" por parte de Alfonso XIII, gracias a la intervención decisiva del Marqués de Mochales.
El 6 de diciembre de 1914, la Junta Directiva del Sevilla Balompié y dos días más tarde el Betis Foot-ball Club, aprobaron la fusión de ambos clubes, gracias a la participación importantísima de Herbert Richard "Papá" Jones. En agosto de 1915, el Gobernador Civil de Sevilla, Severo Núñez, aprobó los Estatutos y el cambio de denominación del club absorbente, disponiendo que se modificara la denominación del "Sevilla" Balompié por la de "Real Betis" Balompié (apunte nº 283 página 36 del Libro de Gobierno del Registro Civil). El Balompié aportó los jugadores, el palmarés, la afición y el terreno de juego, que desde 1913 era el Campo de las Tablas Verdes, en diversas ubicaciones en el Prado de San Sebastián, mientras el Betis F.C. aportó principalmente el título de Real, hasta tal punto que el club continuó siendo conocido popularmente como "el Balompié" y sus aficionados como "los balompedistas" hasta los años treinta, a partir de cuando la denominación "Betis" y el gentilicio "bético" se abrió paso en la terminología popular para referirse al Real Betis Balompié y sus seguidores.
Tras volver a proclamarse Campeón de Sevilla en 1915, el Balompié inició una década de lento declive en la que rozó la desaparición, al no disponer de medios económicos ni derecho de retención de jugadores en la época del "amateurismo marrón", o profesionalismo encubierto. Además, la mayoría de los jugadores fundadores envejecían. Más de una decena de sus mejores jugadores fueron "captados" en poco tiempo, a pesar de lo cual estuvo a punto en 3 ocasiones de ganar el Campeonato de Andalucía como única alternativa al Sevilla F.C., nutrido de jugadores que habían abandonado el Balompié. En 1918 los béticos estrenan el terreno de juego del Patronato. Los colores azul pavo real y blanco continuaron en los béticos hasta 1920 alternándose con los verdiblancos, según las fuentes de que se dispone.
En 1924 el Balompié es reflotado, gracias a varios de sus primeros fundadores que volvieron a la directiva (Castillo, Wesolowski, Hermosa, Fernández Zúñiga, Cascales,...). Gana la Copa Spencer en 1926 y, tras múltiples subcampeonatos, la Copa de Andalucía en 1928. Cuando se creó el Campeonato Nacional de Liga, el Real Betis Balompié era un club consolidado deportiva, social e institucionalmente, que inicia su andadura en Segunda División el 17 de febrero de 1928, con el propósito de ascender a Primera División.
1930-1947: Edad de Oro y Hundimiento
Con la llegada de los años 30 los términos "Betis" y "béticos" sustituyeron al de "Balompié" y "balompedistas" en el habla popular. Y es este Betis, el Betis Balompié, el que escribe en el primer lustro algunos de los episodios más brillantes de su historia: en menos de 10 meses el Betis se convirtió en el primer equipo del sur que llega a la final de la Copa de España y conmemoró con brillantez sus Bodas de Plata al llegar a ser, el 3 de Abril de 1932, Campeón de Segunda División. El Betis Balompié -sin "Real" en la II República- fue por este motivo el primer club andaluz en ascender a la Primera División.
Ya en Primera, formó un gran plantel que, en la temporada 1934-35 y bajo la dirección de Patrick O'Connell, se proclamó Campeón de Liga de Primera División: Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Gómez, Larrinoa, Adolfo, Lecue, Unamuno, Timimi, Saro, Caballero, Rancel, Valera y Espinosa; 6 vascos, 3 canarios, 3 sevillanos y un almeriense. El 28 de abril de 1935 está escrito en la historia del club verdiblanco: el Betis venció por 0-5 en Santander y se hizo con el título de Liga; era sábado de Feria, y la fiesta se trasladó al recinto ferial, donde la noticia se dio a conocer en las pizarras de las casetas.
Un año más tarde, fiel a su idiosincrasia, el Betis pasó de la cima a la sima con el desmantelamiento de aquel equipo campeón: En primer término, por una mala situación económica -tras la marcha del Presidente Antonio Moreno Sevillano- que le obligó a vender a 3 de sus jugadores, en parte también por un relevo natural por el que se dio la carta de libertad a 4 de ellos pero, sobre todo, por la llegada de la Guerra Civil, que dejó al club sin suficientes efectivos, por quedar bloqueados en el Norte o ser movilizados al frente. Sólo Peral, Valera y Saro quedaron en esos años como destacados exponentes de quienes 15 meses antes habían levantado la Copa del Campeonato de Liga. También el entrenador, O'Connell, marchó al FC Barcelona en 1935-36.
Las consecuencias de la Guerra Civil fueron demoledoras para el Betis, que además cometió el error de volver a la competición en la temporada 1939-40, cuando podría haber solicitado la moratoria que se aplicó a otros clubes cuyos estadios se usaron para "necesidades de la guerra". Como consecuencia, el 28 de abril de 1940, el día en que cumplía 5 años de su título de Liga, el equipo verdiblanco bajó a Segunda División.
Dos años más tarde, regresó brevemente a Primera, y en 1943 el Betis se despidió de la misma, a la que no regresó hasta 15 años después. Culminando la cuesta abajo del Betis, llega lo más temido, precisamente en el escenario que había visto al Betis Campeón. En Santander el 13 de abril de 1947, el Real Betis Balompié perdió 4-1 ante el Racing y descendió a la Tercera División.
1947-1958: Los años del "manquepierda"
Difícilmente puede entenderse lo que es el Betis sin mencionar los 7 años que jugó en Tercera, porque entonces tanto el club como su afición encontraron una seña de identidad que le acompaña aún en la actualidad. Según muchos autores, su "alma", que se halla en una expresión que en los años 50 despertó la simpatía de toda España: "¡Viva er Beti manque pierda!". El poeta Joaquín Romero Murube describió aquellos tiempos y aquella expresión con las siguientes palabras: "El Betis llegó a formar una inderrocable moral a prueba de derrotas. Pero en vez de adoptar esa inexplicable renunciación que hemos aplicado, para nuestra desgracia, a tantas adversidades -la de subirnos los hombros en vez de subirnos de corazón-, el Betis, tras la hecatombe, arremetía todas las tardes con más entusiasmo hacia la conquista de su gloria".
Fueron los años de los bocadillos de tortilla, de las rifas, de la inundación completa del Estadio como consecuencia del desborde del Tamarguillo. Son años de Pascual Aparicio, Juan Petralanda, Manuel Ruiz Rodríguez, Alfonso Jaramillo, José María de la Concha, Manuel Simó y tantos otros.
Y el Betis superó esos años con la ayuda de una afición que consigue llevar al club de regreso a Segunda División en 1954, ganando fama por llenar su estadio y por las "marchas verdes" en los desplazamientos. Atrás quedaron años de tremendas dificultades económicas, en los que principalmente unos pocos mantuvieron vivo al club. La experiencia en Tercera fortaleció extraordinariamente al club en términos sociológicos y le confirió un carácter que lo hace único.
Pocos dudaron tras la celebrada vuelta del Betis a Segunda en 1954 que ascendería a Primera tarde o temprano. No obstante, hubo que esperar hasta cuatro años más tarde, hasta e1 de junio de 1958, para ver al Real Betis Balompié como equipo de Primera División.
1958-1976: Luces y sombras
15 años después, y bajo el mandato extraordinario de Benito Villamarín, el Betis retornó a Primera División. Y lo hizo a lo grande, ganando por 2 a 4 el primer partido oficial que se disputó en el nuevo estadio de su eterno rival; tras 15 años rozando la desaparición, el significado de esta victoria en una ciudad dual convirtió aquel derbi en legendario.
Desde 1959 hasta 1964 el club pasa por una época de bonanza: se ejecutan las obras de la remodelación del Estadio, se inaugura su iluminación eléctrica y se adquiere el Estadio en propiedad. Son años de modernización en la gestión del club, que sitúan al Betis en un plano desconocido por el beticismo de aquel entonces. La marcha del gran mito Luis Del Sol por la irrupción en el universo verdiblanco de Rogelio Sosa: dos grandes mitos verdiblancos contemporáneos, a los que se sumarán, a finales de los 70, José Ramón Esnaola, Julio Cardeñosa y Rafael Gordillo.
En lo deportivo, son también años para el recuerdo: se consigue una continuidad en la Primera División que culmina en 1964 con la tercera plaza en Liga, el Trofeo Carranza y la primera participación del Betis en la Copa de Ferias. Justo a los dos años siguientes, en 1966, siendo fiel una vez más a su particular sino, el club vuelve a verse golepeaqdo por la tragedia. Muere Benito Villamarín tras 10 años al frente de la entidad; fallece siendo entrenador del primer equipo y, junto a eso, se produce el descenso a Segunda División.
A partir de ese momento, ascensos y descensos casi consecutivos convirtieron al Betis en el clásico "equipo ascensor": Regreso a Primera en 1967, descenso en 1968, ascenso en 1971, descenso en 1973, ascenso en 1974...
Son años, a pesar de ello, para el recuerdo de muchos béticos, por el acceso a la Presidencia de José Núñez, la finalización de la tribuna de voladizo y la llegada al club de hombres como López, Benítez, Biosca, Esnaola, Alabanda y Cardeñosa.
1977-1992: La Copa del Rey y los años 80
El 25 de Junio de 1977 el Betis se proclamó Campeón de la I Copa del Rey en el Estadio Vicente Calderón. Dirigidos por Rafael Iriondo, el equipo formado por Esnaola; Bizcocho, Biosca, Sabaté, Cobo; López, Alabanda, Cardeñosa; García Soriano, Megido, Benítez, Eulate y Del Pozo escribió otro capítulo muy recordado de la historia bética, tras una tanda de 22 penaltis. El Betis, que había sido el penúltimo Campeón de Liga antes de la Guerra (1935), se convierte en el primer Campeón de España bajo la denominación de Copa del Rey (1977), cerrando en cierto modo un paréntesis sobre una época de la historia que coincidió con sus peores años. Ese mismo año, el Betis llegó a Cuartos de Final de la Recopa de Europa tras dejar en el camino al Milan. Y, fiel una vez más a su singular leyenda, en esa misma temporada desciende inesperadamente a Segunda División.
De vuelta a Primera en 1979, retornaron los buenos tiempos deportivos y el "Eurobetis": la clasificación para la Copa de la UEFA en 1982 y 1984, la conmemoración de las Bodas de Platino en 1982 y el subcampeonato de la Copa de la Liga en 1986 marcaron una satisfactoria época para los aficionados verdiblancos, a la que se sumaron otros acontecimientos vividos en su Estadio como sede del Mundial y, sobre todo, como escenario del famoso España-Malta.
Desde entonces y hasta 1992, el Betis atravesó un periodo de crisis económica y deportiva, en el que vivió nuevamente situaciones difíciles hasta el descenso de 1991, sin duda en uno de los peores momentos para afrontar la preceptiva conversión en Sociedad Anónima Deportiva. El Plan de Saneamiento obligó al Real Betis Balompié -en esos momentos club de Segunda División, categoría en la que permaneció al perder la eliminatoria de promoción ante el Deportivo- a cubrir un capital social de casi 1.200 millones de pesetas, el doble del importe exigido a casi todos los clubes de Primera y Segunda.
En poco más de tres meses, los aficionados béticos aportaron en pequeñas cantidades un total de 400 millones de pesetas: un importe que aunque habría cubierto entre el 60% y el 100% de capital de cualquier otro club de Primera o Segunda, en este caso resultó insuficiente. A esos 400 millones se sumaron otros 100 aportados en paquetes superiores al 1% del capital social exigido, pero seguían sin cubrirse 680 millones y sin concretarse el apoyo de empresas o instituciones. El 30 de junio de 1992, el vicepresidente económico Manuel Ruiz de Lopera se hace con el control mayoritario de la SAD.
1992-2010: Real Betis Balompié, Sociedad Anónima Deportiva
Tras la reconversión en SAD, habrá que esperar a la llegada al banquillo de Lorenzo Serra en las últimas jornadas de la temporada 1993-94 para volver a ver el Betis en Primera División: El ascenso en Burgos de 1994 pone fin a tres años en la División de Plata. Con el mallorquín en el banquillo y la eclosión de los ingresos televisivos, el Betis vivirá tres años para el recuerdo: en la primera temporada tras el ascenso se convierte en el equipo revelación, finalizando en tercera posición de la tabla; en la temporada 1996-97 repite entre los cuatro primeros y llega a la final de la Copa del Rey, cayendo ante el FC Barcelona en un partido resuelto en la prórroga. En aquella final jugaron Jaro, Jaime, Vidakovic, Ríos, Merino (Ureña, 64) Alexis, Nadj (Olías, Finidi, Cañas (Pier, 71) Jarni, Alfonso, con goles béticos de Alfonso y Finidi.
Tras la marcha de Serra, el Betis pasa por un periodo de inestabilidad que le lleva a descender en el 2000. Regresará la temporada siguiente como subcampeón de la Categoría de Plata, clasificándose para la Copa de la UEFA con Juande Ramos en el banquillo la 2001-2002. No obstante, la falta de continuidad lo llevará a dos años mediocres hasta que se produce la vuelta de Serra. Con este nuevamente en el banquillo, 2005 se convierte en el año del Betis: el club verdiblanco finalizó en cuarta posición en la tabla y ganó la Copa del Rey de fútbol 2004-05 en el Vicente Calderón, ante el CA Osasuna por 2-1 (goles de Oliveira y Dani), alineándose: Doblas, Melli, Rivas (Lembo, 78), Juanito, Luis Fernández, Arzu (Varela, 67), Marcos Assunçao, Joaquín, Fernando, Edu (Dani, 89) y Oliveira.
Dos meses más tarde, se convirtió en el primer equipo andaluz que se clasificó para disputar la Copa de Europa bajo el formato de Liga de Campeones al superar en la eliminatoria previa al AS Mónaco -subcampeón de la edición de 2004-, y disputó la fase de grupos encuadrado en el grupo del campeón defensor del título, el Liverpool FC, el campeón de la Premier League inglesa, el Chelsea FC, y el Anderlecht belga.
Serra no es renovado y el verano de 2006 supone el arranque de una crisis desconocida desde finales de los 80, comenzando un deterioro institucional, social y deportivo que coincide con la imputación del máximo accionista Manuel Ruiz de Lopera por presunto delito societario.
Tras conseguir la permanencia con apuros en tres temporadas consecutivas, el Betis desciende a Segunda División el 31 de mayo de 2009. 15 días después del descenso, más de 65.000 béticos se manifiestan reclamando un cambio institucional y la marcha del máximo accionista. Aquel día sería recordado como el 15-J, manifestación decisiva en el devenir histórico de la entidad. En paralelo, se desarrolla la fase de instrucción de la querella por delito societario presentada contra éste por las asociaciones Liga de Juristas Béticos, Por Nuestro Betis y Béticos por el Villamarín, con la jueza Mercedes Alaya en la instrucción del caso.
En la Temporada 2009-10 se roza el ascenso, pero el equipo se quedaría un año más en Segunda División tras apurar sus opciones de ascenso hasta la última jornada de Liga. Ruiz de Lopera intentó vender ese verano su paquete de acciones a un grupo externo al Betis, pero la jueza instructora paralizó dicha venta para, posteriormente, trasladar los derechos políticos de las acciones a una administración judicial.
Ya comenzada la Liga 2010-11, y en una situación económica muy complicada, Rafael Gordillo accede al cargo de presidente bajo el modelo de la administración judicial. Se asciende esa temporada a la Liga BBVA y se mantiene la categoría durante tres temporadas, con una clasificación para la UEFA Europa League. Lamentablemente, el equipo vuelve a descender y se suceden diferentes béticos en la Presidencia de la entidad.
2010: El Real Betis Balompié de los béticos
Tras ser levantadas parcialmente las medidas cautelares en el verano de 2015, los accionistas de referencia, Ángel Haro García y José Miguel López Catalán, ganan la Junta General Extraordinaria de Accionistas del 23 de septiembre de ese año con el apoyo masivo de los béticos. Desde febrero de 2016, Ángel Haro es el presidente del Real Betis, con un proyecto nacido para lograr el crecimiento deportivo, la profesionalización y el avance del Real Betis Balompié en todas las áreas sociales, económicas y futbolísticas. En definitiva, la adaptación de un club histórico al fútbol del siglo XXI, con la única pretensión de colocar al Real Betis Balompié en sus diferentes facetas a la altura de su inigualable afición.
En base a este impulso, el Real Betis va consolidando un notable crecimiento en todos los sectores. Fruto de ello es el éxito deportivo obtenido en la temporada 2017-18, en la que retorna de nuevo a las competiciones continentales después de completar un curso extraordinario en el que sumó 60 puntos y alcanzó el sexto puesto de la clasificación. Un lugar privilegiado al que se hizo merecedor por su juego fluido, su apuesta por el balón, su propuesta dominadora y su valentía en cada encuentro. Un brillante ejercicio que, además, permitió vivir algunos momentos que ya forman parte de la historia. Recuerdos tan agradables como el triunfo en el campo del Real Madrid, campeón de Europa, y la goleada deslumbrante por 3-5 en el feudo del eterno rival.
Este logro era, sin duda, la primera confirmación de los objetivos propuestos por los máximos dirigentes de la entidad, Ángel Haro y José Miguel López Catalán, desde el momento mismo de su llegada a la entidad. Un ambicioso proyecto que incluía la unidad del beticismo, la regeneración de la entidad, la normalización institucional, la devolución del protagonismo a los socios y accionistas, el crecimiento económico del club, la mejora y ampliación de las instalaciones del estadio Benito Villamarín y la apuesta por un proyecto deportivo que hiciera regresar los triunfos y llevara de nuevo al equipo a las competiciones europeas.
Antes de dar comienzo la temporada 2017-18 fue inaugurado oficialmente el nuevo Gol Sur de Heliópolis. El punto y final a una magna obra que duró un año y que permitió reemplazar la vieja gradona de 1972. Una transformación radical que se vio complementada con importantes mejoras estéticas y técnicas que le otorgaron una imagen más moderna y vanguardista al coliseo bético. El color verde y las formas triangulares del escudo se adueñaron del interior del estadio, que también presentaba una nueva iluminación con soluciones mucho más sostenibles. La afición, satisfecha, celebró extasiada esa nueva colosal tribuna que convertía al estadio Benito Villamarín, con capacidad para 60.721 espectadores, en el cuarto campo con mayor aforo de la Liga en España tras el Camp Nou, el Santiago Bernabéu y el Wanda Metropolitano.
Un gran acontecimiento al que siguió otro momento estelar en la historia del club. El vivido el 23 de noviembre de 2017, fecha en que se celebró una Junta General Ordinaria de Accionistas que entraría en la historia de la entidad. Una cita fundamental, ya que en ella los accionistas del Real Betis aprobaron por mayoría abrumadora el acuerdo suscrito por el club con Manuel Ruiz de Lopera y Bitton Sport, que permitió la compra de las acciones de estos y sirvió para cerrar el largo litigio judicial que tanto lastraba el desarrollo de la institución.
De este acuerdo ratificado por el accionariado bético nacería el proceso de venta de acciones con el que la entidad consiguió democratizarse al máximo con una gran atomización de los títulos. El Betis de los béticos.
En esa Junta General, el presidente Ángel Haro dijo: “Comenzamos un proceso ilusionante para que los béticos sean los dueños de su club. Serán los accionistas, sus hijos, nietos y todos aquellos socios que quieran los que puedan comprar un trozo de Betis. El Betis será de los béticos”.
2018-2021: Europa y crecimiento en tiempos de pandemia
Esa temporada 2017-18 se elevó de manera significativa el valor económico y deportivo de la plantilla profesional del Real Betis con fichajes tan destacados como, entre otros, los de los jugadores Andrés Guardado, Cristian Tello, Zou Feddal, Antonio Barragán, Ryad Boudebouz y Javi García.
En la campaña 2018-19 el Real Betis alcanzó las semifinales de la Copa del Rey y protagonizó algunos inolvidables éxitos en la Uefa Europa League y en el Campeonato de Liga, muy particularmente sus brillantes triunfos en Milán y Barcelona, respectivamente. También en esa campaña el estadio Benito Villamarín acogió la final de Copa, algo que no había sucedido nunca antes en el feudo verdiblanco, y que proclamó campeón al Valencia CF tras su victoria ante el FC Barcelona.
Al inicio de la campaña 2018-19 se sumaron otros importantes jugadores como William Carvalho, Pau López, Takashi Inui, Sergio Canales, Gio Lo Celso, Sidnei Rechel y Joel Robles.
Una línea de crecimiento deportivo que continuó en el ejercicio 2019-20 con la llegada de un Campeón del Mundo como el francés Nabil Fekir y otros jugadores de alto nivel como Borja Iglesias, Álex Moreno, Juanmi Jiménez, Dani Martín y Alfonso Pedraza.
En marzo de 2020 se decretó el estado de alarma en España a consecuencia de la pandemia de coronavirus y, como el resto de estadios del país, el Benito Villamarín se cerró a sus aficionados, que durante año y medio no pudieron acudir a ver a su equipo. El último encuentro con público en el Villamarín fue un Real Betis-Real Madrid disputado el 8 de marzo de 2020 y que concluyó con victoria verdiblanca por 2-1.
En la temporada 2020-21, a pesar del silencio provocado por el Covid, el Real Betis realizó una extraordinaria campaña a las órdenes del prestigioso entrenador chileno Manuel Pellegrini, un triunfador que llegaba envuelto en la leyenda y que siempre dejó huella allá por donde pasó. El Real Betis se clasificó en sexta posición en la Liga y ello le permitió acceder de nuevo a la disputa de la Uefa Europa League, competición internacional a la que volvía por segunda vez en cuatro años.
Todo ello, en un tiempo dramático en el que muchos béticos marcharon al cuarto anillo y otros tantos sufrieron los rigores inmisericordes de la enfermedad. Una época maldita en la que el universo bético no pudo estar allá donde la sangre lo llama. El año del estadio vacío, de la negación del rito y del canto comunal, ausentes del Villamarín, arrojados del paraíso que los convertía en el Betis que se sienta en las tribunas.
En esta ocasión, la gran campaña verdiblanca se cimentó en las virtudes futbolísticas de su entrenador, Manuel Pellegrini, sin ninguna duda, el gran líder de esta navegación de altura, y en la calidad de una plantilla que se vio reforzada por la llegada del veterano y exitoso Claudio Bravo, el joven Juan Miranda y los ya experimentados en el campeonato liguero Víctor Ruiz y Martin Montoya, quien comenzaba su segunda etapa como verdiblanco.
Un grupo de jugadores que se distinguió por su excelente fútbol, por su unión y compromiso, por su trabajo y sacrificio y, en definitiva, por el alma colectiva que llevaba a pensar a todo el vestuario que los béticos se merecían una alegría como esta.
Así ocurrió en mil momentos de la temporada, pero muy expresamente en el partido último, el de la victoria en Vigo, con el marcador claramente en contra y con el resto de resultados complicando el futuro. Y de esa rebelión, iniciada cinco meses antes, nació un estallido de gozo que ya es historia del Betis. El grito del orgullo bético en el año del silencio.
El futuro deportivo del Real Betis aparece, sin duda, marcado por la esperanza y por la garantía que ofrece la continuidad de algunos de sus mejores activos. El entrenador Pellegrini y los jugadores Canales, Borja Iglesias y Nabil Fekir ya han renovado por varios años su vinculación con la entidad, lo cual revela la firma y ambiciosa política de crecimiento del Consejo de Administración.
2022: La tercera Copa del Rey
Más feliz aún resulta la temporada 2021-22 en la que el Real Betis revalida de nuevo su participación en las competiciones europeas, al quedar clasificado en 5ª posición en el Campeonato Nacional de Liga, y en la que, sobre todo, alcanza el gran éxito de proclamarse Campeón de la Copa del Rey por tercera vez en su historia, 17 años después de su última gran conquista.
El título copero de 2022 es el reflejo evidente del crecimiento del Club, de la pasión y el buen sentido de sus dirigentes y del trabajo sin tregua de todos aquellos que cada día son llamados a filas para honrar el nombre del Real Betis.
Un éxito que no tuvo otros destinatarios que los cientos de miles de béticos que llenan el mundo de camisetas verdiblancas y que han hecho de este sentimiento un modo de vida y una razón de ser.
La Copa de 2022 es la de todos los béticos, sin nombres ni personalismos, como dejó dicho esa misma noche el presidente Ángel Haro. La Copa que no es de nadie en particular, sino de todos los béticos en general. De los que acudieron en masa al estadio de la Cartuja la noche de la final y de los que llenaron hasta el acabose los graderíos del Villamarín. De los que salieron a las calles al día siguiente para gritar su orgullo verdiblanco y de los que inundaron Sevilla con el frenesí que sólo provocan las cosas que brotan del corazón.
Una Copa que se gestó en 8 partidos inolvidables, con 6 victorias y 2 empates. Marcando 21 goles y encajando sólo 6. Imponiéndose en la final al Valencia en una épica tanda de penaltis a la que le puso un broche de oro el canterano Juan Miranda y dejando por el camino partidos y goles tan memorables que ya son patrimonio del beticismo.
Tras eliminar sucesivamente a CFI Alicante, Talavera, Valladolid, Sevilla, Real Sociedad y Rayo Vallecano, el Real Betis disputó la final del torneo el 23 de abril de 2022 en el estadio de La Cartuja de Sevilla teniendo como rival al Valencia CF.
La alineación bética aquella noche estuvo compuesta por: Claudio Bravo; Bellerín, Pezzella, Bartra, Álex Moreno (Miranda, m. 106); Guido Rodríguez, William Carvalho (Guardado, m. 101); Canales (Tello, m. 111), Juanmi (Joaquín, m. 85), Fekir (Aitor Ruibal, m. 111); y Borja Iglesias (Willian José, m. 101).
Los 90 minutos del encuentro y la prórroga posterior concluyeron con empate a uno, llegándose a la suerte suprema de las tandas de penaltis.
Tira primero el Valencia y, sin solución de continuidad, van marcando Carlos Soler y Willian José; Racic y Joaquín y Guedes y Guardado. Tres a tres sin que nadie se haya equivocado. Entonces, toma la pelota el joven Yunus Musah, un muchacho norteamericano de apenas 19 años, que llega al área con visibles muestras de nerviosismo. Abre mucho el pie y el balón se le va alto y fuera.
En ese instante, la tensión empieza a ser insoportable. Sin embargo, Tello clava la pelota en la red con enorme serenidad. Ya va ganando el Betis. Si falla Gayá, se acaba todo; si marca, aún quedará la última bala verdiblanca.
Transforma el lateral valencianista y los béticos contienen la respiración cuando el joven Juan Miranda, un canterano que siente al Betis como todos los que están en el graderío, se dirige con paso decidido al punto fatídico. Se coloca sobre la frontal del área, inicia una carrera de cinco pasos y la clava con la zurda engañando al portero. Después, se tira al suelo llorando entre temblores.
El gol explota en millones de corazones. En las gargantas de los que están en La Cartuja y en las de los 40.000 que lo viven en el Villamarín. En la Peñas que invocan el glorioso nombre del Real Betis por el universo mundo. En la ciudad y en la provincia, en las calles y en las plazas, en los barrios y en los arrabales y, en suma, en todos los confines donde se practica la fe verdadera del beticismo.
Cuando Joaquín recoge la Copa de manos del Rey llega el éxtasis. El gran momento tantas veces soñado en las vísperas, la felicidad que, después, se irradia por todos los rincones del estadio en un impresionante ejercicio de satisfacción colectiva y de comunión con todas las generaciones de béticos.
El Real Betis Balompié se ha proclamado campeón de la Copa del Rey de 2022 y este es el éxito de todos los béticos sin excepción. El triunfo de un sentimiento que no tiene medida ni fin.
2023 - 2024: Consolidación en puestos europeos
En las dos temporadas siguientes, siempre a las órdenes del técnico chileno Manuel Pellegrini, el Real Betis volvió a reeditar sus clasificaciones para las competiciones europeas.
En la campaña 2022-2023 quedó 6º clasificado en el campeonato de Liga, con 60 puntos, y se ganó el derecho a participar en la Uefa Europa League. En esta ocasión, además, el festejo por tan excelente campaña tuvo como emotivo epílogo la retirada del fútbol de Joaquín Sánchez, la indiscutible bandera de la entidad en los últimos años.
Esa misma temporada el Real Betis participó en Arabia Saudí en la Supercopa de España y completó un extraordinario ejercicio que lo confirmaba como un grande que cada año se asomaba a las competiciones europeas, algo sin precedentes en la historia de la entidad.
En el ejercicio 2023-24, a pesar de las muchas lesiones y de otras varias contingencias negativas, el Real Betis, volvió un año más a clasificarse para las competiciones europeas. Fue 7º en el Campeonato Nacional de Liga con 57 puntos y eso le otorgó la posibilidad de participar en la Uefa Conference League. La cuarta campaña consecutiva en la élite. Un registro jamás alcanzado, impensable no hace mucho, que explica con claridad el excelente trabajo que se viene llevando a cabo en la entidad en los últimos años, de la mano siempre de su afición.
El mejor Betis en décadas. Así lo corroboraban los números. Un Club que crece y se moderniza, que se apoya en una sólida base social que no para de aumentar, que apuesta por la cantera (al punto de haber sido reconocida en 2023 como la mejor de España) y que en el mes de noviembre de ese mismo año inauguró la nueva y modélica Ciudad Deportiva Rafael Gordillo y empezó a mostrarle a la opinión pública el ambicioso proyecto del remozado estadio Benito Villamarín que se acometerá al final de la temporada 2024-25.
Junto a todo esto, el Real Betis Balompié, dirigido por Ángel Haro y José Miguel López Catalán, se ha convertido en las últimas temporadas en un club multidisciplinar que incluye nuevas secciones que potencian aún más si cabe el nombre de la entidad y permiten un desarrollo deportivo como no se había conocido en la ciudad de Sevilla.
El Club cuenta con un equipo femenino, el Real Betis Féminas, que milita en la Primera División Femenina, máxima categoría del fútbol femenino nacional y, asimismo, nutre sus secciones con el Real Betis Futsal, que compite en la Segunda División del Fútbol Sala español, y, que en mayo de 2024 consiguió un memorable éxito al proclamarse campeón de la Copa del Rey.
Por otra parte, el equipo de remo sigue dando alegrías en el río Guadalquivir tras haberse impuesto en las últimas 13 ediciones de la clásica regata Sevilla-Betis, sin olvidar la escuela de ajedrez auspiciada por la Fundación RBB, que ha irrumpido en la competición de este deporte con un ascenso de categoría. Además, fruto del acuerdo con el Grupo Hereda, el equipo masculino de baloncesto de la ciudad de Sevilla, propiedad de dicho Grupo, milita actualmente en la Liga LEB Oro y mantiene, como en sus escalafones inferiores, el nombre, el escudo y los colores del Real Betis Balompié.
En suma, la ilusionante realidad del nuevo Real Betis Balompié. Un Club que no para de crecer, que ha mejorado sensiblemente todos sus indicadores deportivos, económicos y sociales y que ha elevado su valor hasta límites desconocidos.
Y, sobre todo, que le lleva la ilusión y la felicidad a sus aficionados.